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Esta semana, está previsto que el Consejo de la ciudad de Nueva York apruebe la propuesta de ley que prohibiría las instalaciones de gas natural en edificios nuevos para promover la electrificación de la ciudad. 

Veintinueve de 51 miembros del Consejo de la ciudad han patrocinado la propuesta de ley que eliminaría estufas, calefacciones y calentadores de agua a gas de todos los edificios nuevos de la ciudad. La ley entraría en vigor a finales del 2023 en edificios con menos de siete pisos y, luego, en edificios más altos, a mediados del 2027.

“Creo que nuestra ciudad cumple un rol de liderazgo aquí. Si aprobamos esta legislación para electrificar edificios a nivel del gobierno de la ciudad, vamos a demostrarle al estado y al país entero que esto es posible”, la asambleísta, Emily Gallagher, que representa el distrito 50, dijo sobre la propuesta de ley. 

Cuando se le preguntó si el plan era realista y si había suficiente suministro de energía en la ciudad para mantenerlo, Ben Furnas, director de la Oficina del Alcalde del Clima y Sostenibilidad, respondió: “Tenemos mucha confianza en que este tipo de transición hacia la energía eléctrica, hacia reducciones de emisiones de carbono es posible”.

A nivel del estado, la propuesta de ley S6843A, “Acta de Edificios Eléctricos”, requiere que nuevos edificios sean completamente eléctricos empezando en el 2024. La propuesta de ley fue introducida en mayo por el senador Brian Kavanagh, un demócrata que representa el distrito 26 del Senado. La propuesta de ley está siendo revisada por el Comité del Senado de Alojamiento, Construcción y Desarrollo de la Comunidad, y aún no se le ha otorgado una fecha para un voto. 

El estado, sin embargo, no produce suficiente suministro de electricidad para su demanda, según la Administración de Información de Energía de Estados Unidos. El suministro adicional se tiene que traer de otros estados y de Canadá. Aún más, el estado usa menos electricidad per cápita que la mayoría de estados. Esto significa que, si el consumo de electricidad va a incrementar en Nueva York, el suministro de electricidad tendrá que incrementarse a través de energía generada en el estado o traída de fuera. Al mismo tiempo, una buena señal es que en el 2020, por primera vez, más electricidad fue generada en Nueva York por energías renovables que por plantas nucleares. 

Mientras tanto, la lucha contra el gasoducto que National Grid está construyendo en Brooklyn, continúa. Es difícil entender cómo la ciudad cumplirá con su plan de energías verdes mientras esta infraestructura de energía no-renovable sigue siendo construida. 

Durante años, residentes y activistas de Bushwick se han opuesto a la tubería de gas natural que National Grid ha estado construyendo. Conocida coloquialmente como la North Brooklyn pipeline, su construcción se opone a los avances que ha hecho la ciudad para dejar atrás el gas natural y transicionar a energías renovables. 

Tres de cada cinco hogares en el estado de Nueva York usan gas natural para la calefacción y se ha pronosticado un incremento del 21% del costo total de las facturas de gas natural este invierno, según el Departamento de Servicios Públicos. 

En los últimos años, ha habido avances significativos en el estado de Nueva York para eliminar la fracturación hidráulica, la técnica que permite extraer gas natural. En el 2014, se publicó un estudio estatal, donde se reveló que la calidad del aire y del agua estaban afectadas en los lugares de extracción. A partir de ese estudio, se prohibió la extracción de gas fracturado en el estado a través de un mandato del gobernador. El presupuesto de la ciudad para este año fiscal 2021 prohíbe la extracción. 

Esto es muy relevante, ya que el estado de Nueva York es uno de los estados en el Marcellus Shale, una área rica en gas natural. Se estima que el área, que también cubre los estados de Pennsylvania, Virginia del Oeste, Ohio, Virginia, Maryland y Kentucky, es la reserva de gas natural más grande de Estados Unidos. 

Lee Ziesche, que trabaja en Sane Energy Project y es organizadora de No North Brooklyn Pipeline, explicó en una entrevista telefónica que es difícil informar a vecinos de lo que está pasando. “La gente no entiende cómo funciona nuestro sistema de energía —que literalmente hay tuberías por todas partes trayendo un combustible fósil peligroso… Puedes seguir la tubería de tu edificio a una tubería más grande, y otra más grande, que al final llevan a una fracturación hidráulica”. 

“Gasoducto”, sin embargo, conlleva en efecto una connotación evidentemente negativa. Lee explica que, cuando está repartiendo información sobre el gasoducto y hablando con vecinos, “mucha gente se para a hablar porque entienden que el gasoducto es algo malo, pero no entienden que esta es la manera en que el gas llega a sus casas, y que de verdad la lucha es mucho más grande que esta tuberia de gasoducto del norte de Brooklyn”.

El mes pasado, activistas y voluntarios se reunieron en Kávé, un café de Bushwick, para escribirles notas a sus vecinos e informarles sobre el gasoducto que la compañía National Grid está construyendo debajo de sus casas y negocios. 

Kim Fraczek, una organizadora del grupo, que trabaja para Sane Energy Project, explicó que National Grid está haciendo que los residentes de Nueva York paguen por esta construcción. Por eso, han organizado una huelga y le han pedido a los residentes que se nieguen a pagar $66 en su factura. Este es el costo estimado que a cada residente se le factura por el proyecto. Hasta hoy, se han comprometido 500 personas a la huelga. Sin embargo, estiman que el incremento del coste afecta a 1.9 millones de residentes en toda la ciudad, desde que empezó el incremento hace más de un año.

En gran parte, el gas natural que se consume en el estado se trae de Pennsylvania, pero el gas natural no solo tiene efectos en áreas donde se extrae, también tiene un efecto directo en las personas que lo usan en sus casas y las personas que viven cerca del gasoducto. 

“El asma es un problema muy grave en Brownsville y Greenpoint, los puntos donde empieza y acaba la tubería que pasa por el norte de Brooklyn”, explicó Anna Tsomo, una organizadora en No North Brooklyn Pipeline que también trabaja para Sane Energy Project. Se enteró de que ella y su familia vivían cerca del gasoducto porque recibieron una pancarta del grupo No North Brooklyn Pipeline. Se unió al grupo porque estaba preocupada sobre cómo el gasoducto contribuye al cambio climático, pero también sobre cómo afectaría la salud de su familia y sus vecinos. 

Hay dos investigaciones abiertas de violaciones de derechos civiles relacionadas al proyecto de gasoducto. Según The City, el Departamento de Transporte aceptó investigar si el Departamento de Servicios Públicos del estado había “discriminado con base en raza” cuando aprobó el proyecto del gasoducto “sin analizar el impacto adverso que tendría en neoyorkinos latinos y afroamericanos”. Entre otros barrios, el gasoducto pasa por Brownsville, Bushwick y Bedford-Stuyvesant —barrios que tienen una población de residentes mayoritariamente latinos o afroamericanos. 

La investigación del Departamento de Transporte es la segunda de su clase. De acuerdo con otra carta, también obtenida por The City, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos está investigando el accionar del Departamento de Conversación Ambiental del estado. 

Casi todo el proyecto del gasoducto ha sido construido, pero activistas ahora se están enfocando en luchar contra un permiso que National Grid ha pedido para instalar dos nuevos vaporizadores en sus instalaciones de Greenpoint. 

En un reporte de mayo del 2020, National Grid presentó el proyecto de vaporizadores que cuesta 59 millones de dólares, como una posible solución para cubrir la diferencia entre la oferta y la demanda de gas para el futuro. Según No North Brooklyn Pipeline, los vaporizadores incrementarían la emisiones de gases de efecto invernadero y la polución del aire localmente. Estaba previsto que el Departamento de Conservación Ambiental del estado de Nueva York decidiera sobre el permiso el 6 de diciembre, pero la decisión se ha aplazado hasta el 7 de febrero del 2022. 

El grupo No North Brooklyn Pipeline no tiene ningún evento anunciado en su web para este mes. Piden que los vecinos ayuden a informar a sus comunidades distribuyendo pancartas y que se unan a la huelga contra el incremento de gas.


Ariana Perez-Castells es periodista y estudiante del programa de Periodismo Bilingüe en la Craig Newmark Graduate School of Journalism en CUNY.


This article was edited and revised by Natalia Sánchez Loayza.

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